Los caballos, un medio de transporte para los dioses
Según la teoría dominante de estos últimos años, los caballos se empezaron a domesticar hace más de cuatro milenios en el sur de Rusia y Asia Central. Como permitían un transporte más rápido de personas y mercancías, se valoraban mucho para montar y cargar.
En el siglo V, una gran cantidad de caballos mongoles llegaron a Japón a través de Tsushima. Al principio se destinaron a fines militares porque, además de moverse con agilidad por el campo de batalla, permitían atacar al enemigo desde una posición elevada. Al ser un bien escaso, en el periodo Nara (710-794) empezaron a ser muy apreciados como medio de transporte para los dioses, y los de color blanco se veneraban como animales sagrados. Posteriormente, por todo Japón se crearon variopintos festivales protagonizados por caballos, relacionados con el entrenamiento de artes marciales y para las ceremonias para rogar por una cosecha abundante, que siguen celebrándose en la actualidad.
La milenaria historia del festival Sōma Nomaoi está relacionada con la figura de Taira no Masakado (903-940), un samurái del periodo Heian (794-1185) que se entrenaba para la guerra persiguiendo caballos salvajes como si fueran el enemigo. Para que la Corte Imperial no sospechara, ofrendaba los ejemplares que atrapaba a los dioses asegurando que se trataba de un matsuri. El reputado clan Sōma, del que supuestamente Masakado era antepasado, continuó con aquel ritual, que hoy en día forma parte de las tradiciones veraniegas de la zona de Sōma, en la prefectura de Fukushima.
El festival se inaugura con el sōdaishō shutsujinshiki (ceremonia de partida al frente del general) en el santuario Sōma Nakamura de la ciudad de Sōma. El general guía a la caballería a Hibarigahara, el lugar principal del festival.
La mañana del segundo día, más de 400 caballos de cada distrito participan en la procesión ogyōretsu. Los jinetes, equipados con armadura y katana, desfilan hasta el lugar del festival portando banderas de sus antepasados que ondean al viento. Por la tarde, guerreros a caballo compiten en la carrera kacchū keiba, en la que galopan sin casco por una pista de un kilómetro levantando nubes de polvo. A continuación, tiene lugar la shinkisōdatsusen (batalla de la bandera), en que los guerreros a caballo compiten para atrapar una bandera sagrada que cae del cielo después de ser lanzada con un cohete.